sábado, 26 de diciembre de 2009

Del autobús urbano. Competencias

Ambas salimos al mismo tiempo del edificio. Era noche cerrada y el viento castigaba con inusual fuerza aquella parte de la ciudad. Aquella parte en la que no se veía ni un alma. Era menuda, rubia, con el pelo recogido en una coleta y una forma de vestir que no llamaba la atención por ningún lado. Yo me acerqué a mi coche, abriéndolo en la distancia, mientras miraba hacia dónde se dirigía para comprobar, como sospechaba, que se detenía en la parada del autobús. Estudié las posibilidades que tenía de preguntarle si quería que la llevara a algún sitio sin pensar que era un loca secuestrapostadolescentes. Decidí no abrir mi impertinente boca y maniobré para salir del aparcamiento, pero divisé en la oscuridad aquella naricilla roja del frío. Bajé la ventanilla del copiloto y le dije: "Hace mucho frío, ¿quieres que te lleve a algún sitio?" Ella se mostró dubitativa en la respuesta y luego consintió que la llevara hacia la parada de su segundo autobús. Se montó tras decir cuatro veces seguidas "Qué fuerte". Me presenté, se presentó; le dije por qué estaba en el edificio, ella hizo lo propio. Hablamos de Bolonia, de la Navidad, de lo fácil que es la vida con automóvil propio.

Cuando se acercaba el lugar donde se tendría que apear ya había decidido dejarla en el portal de su casa, después de especificarle que no suelo recoger a gente para hacerles de taxista con asiduidad. Faltaban tres calles para llegar a la suya y me confesó que ella no destacaba por nada, que lo único que la distinguía del resto era su absurda adoración por la literatura clásica. Creo que las pupilas se me dilataron al escuchar eso. Su novio creía que era una gilipollez, pero ella estaba orgullosa de haberse gastado su paga en comprarse "Orgullo y prejuicio". Cuando le recomendé a Capote ya había pulsado el botón de la luces de emergencia. Volvió a decir "Qué fuerte" otras cuatro veces antes de cerrar la puerta con la suavidad con que sólo lo haría una literata incomprendida. Espero volver a verla.

1 comentario:

Hannah Höch dijo...

Qué fuerte Majo!!! me quedo helá. Fíjate que casi recojo a unas cuantas hoy.