viernes, 20 de noviembre de 2009

Pecado mortal I. B R U T A L




Algunos podríamos morir...

jueves, 19 de noviembre de 2009

La espuma de los días.

Bebe -dijo Colin.
Bebieron los dos. El resplandor quedaba adherido a sus labios. Colin volvió a encender las luces. Parecía dudar si quedarse de pie.
-Una vez al año no hace daño -dijo-. Creo que podríamos terminarnos la botella.
-¿Y si cortáramos la tarta? -dijo Chick.
Colin cogió un cuchillo de plata y se puso a trazar una espiral sobre la blancura pulida de la tarta. De repente, se detuvo y miró su obra con sorpresa.
Voy a probar una cosa -dijo.
Tomó una hoja de acebo del ramo de la mesa y, con una mano, asió la tarta. Haciéndola girar rápidamente sobre la punta del dedo, colocó, con la otra mano, una de las puntas del acebo en la espiral.
-¡Escucha!... -dijo.
Chick escuchó. Era la canción Chloé en la versión arreglada por Duke Ellington.
Chick miró a Colin. Estaba tremendamente pálido. Chick le quitó el cuchillo de la mano y lo hincó con ademán firme en la tarta. La cortó en dos y, dentro de la tarta, vieron que había un nuevo artículo de Partre para Chick y una cita con Chloé para Colin.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

La "meiga".

                 Maruja Mallo

Tú,
tú que bajas a las cloacas donde las flores más flores son ya unos tristes salivazos sin sueños
y mueres por las alcantarillas que desembocan a las verbenas desiertas
para resucitar al filo de una piedra mordida por un hongo estancado,
dime por qué las lluvias pudren las horas y las maderas.
Aclárame esta duda que tengo sobre los paisajes.
Despiértame.

Hace ya 100.000 siglos que pienso en que tú eres más tú cuando te acuerdas del barro
y una teja aturdida se deshace contra tus pies para predecir otra muerte.
El espanto que suben esos ojos deformados por las aguas que envenenan al ciervo fugitivo
es la única razón que expone mi esqueleto para pulverizarse junto al tuyo.
Una luz corrompida te ayudará a sentir los más bellos excrementos del mundo.

Periódicos estampados de manos que perdieron su nitidez en el aceite desgarran hoy el viento
y los charcos de grasa solicitan tus ojos desde los asfaltos reblandecidos.
Aceras espolvoreadas de azufre aclaman por el alivio de una huella
para que se agiten de envidia esos vidrios helados que se abandonan a los terrenos intransitables.

Emplearé todo el resto de mi vida en contemplar el suelo seriamente
ahora que ya nos importan cada vez menos las hadas,
ahora que ya las luces más complacientes estrangulan de un golpe las primeras sonrisas de los niños
y exaltan a puntapiés el arrullo de las palomas
y abofetean el árbol que se cree imprescindible para el
embellecimiento de un idilio o de una finca.
Mira siempre hacia abajo.
Nada se te ha perdido en el cielo.

El último ruiseñor es el muelle mohoso de un sofá muerto.
Desde los pantanos, ¿quién no te ve ascender sobre un fijo oleaje de escorias,
contra un viso de tablones pelados y boñigas de toros,
hacia un sueño fecal de golondrina?



 Rafael Alberti
La primera ascensión de Maruja Mallo al subsuelo (1929)


martes, 17 de noviembre de 2009

ME RESULTA JODIDAMENTE MARAVILLOSO:


martes, 10 de noviembre de 2009

De los celos. Objeto y principios generales

Pocas veces el ser humano acepta sentir envidia. La envidia que nada tiene que ver con el malogrado uso de la expresión "envidia sana" que proferimos en conversaciones sobre las vacaciones de nuestras amistades. La envidia es la versión en pecado capital de los celos más intrínsecos. Y no hablo de parejas, señores, que también, hablo de cualquier ámbito de la vida diaria de todo occidentalizado de a pie. Comienzan con una punzada en el vientre cuando desentrañas el motivo que los provoca, seguida de un recorrido de calor que llega hasta la raíz del pelo, para acabar con una oleada fría en toda la superficie del cráneo. ¿Son los celos, entonces, algo tan primario que está conectado con sensaciones físicas? Existen teorías, probablemente realizadas por personas que han leído pocos libros, aunque no tengo datos fehacientes, que creen que los celos son una demostración de amor hacia alguien. Es una afirmación irrisoria, ya que son el deseo egoísta de querer estar en el lugar de otra persona, porque está en la posición que tú querrías para . Existen celos entre abuelas, entre compañeros de trabajo, entre amigos, por un puesto, por un vestido, por una conversación... La sociedad te incita a ser celoso, para luego relegarlo a sentimiento irracional que provoca malestar general. Y es que la egolatría es un instinto de supervivencia en una cotidianeidad en la que se posee todo.

y también malditas


Vosotras, las familiares,
inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas.


¡Oh, viejas moscas voraces
como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces
sobre mi calva infantil!


¡Moscas del primer hastío
en el salón familiar,
las claras tardes de estío
en que yo empecé a soñar!

Y en la aborrecida escuela,
raudas moscas divertidas,
perseguidas
por amor de lo que vuela,
—que todo es volar—, sonoras
rebotando en los cristales
en los días otoñales...
Moscas de todas las horas,
de infancia y adolescencia,
de mi juventud dorada;
de esta segunda inocencia,
que da en no creer en nada,
de siempre... Moscas vulgares,
que de puro familiares
no tendréis digno cantor:
yo sé que os habéis posado
sobre el juguete encantado,
sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor,
sobre los párpados yertos
de los muertos.

Inevitables golosas,
que ni labráis como abejas,
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas.


Antonio Machado
Las moscas